Buscando Recuperar Protagonismo

En el sur de Santa Fe, el objetivo de un grupo de asesores y técnicos es que la ganadería recupere protagonismo para agregarle valor a las granos, diversificar los esquemas productivos, que están muy volcados a la agricultura, y recuperar fertilidad en los suelos, que sufrieron por las campañas de “refugio en la soja”.

Con esta meta en la mira, el INTA Oliveros, el gobierno santafesino y el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (Ipcva) organizaron una jornada ganadera en la que se analizó a fondo cómo estimular los esquemas de cría, invernada y engorde.

Martín Correa Luna, especialista del INTA Venado Tuerto, planteó que la cría bovina intensiva (CBI) es una alternativa económica y ambientalmente beneficiosa, ya que permite recuperar y mantener la fertilidad física y química del suelo luego de la cosecha de los cultivos de verano (soja y maíz). “Para lograrlo, se requiere la rotación del suelo con ciclos de pasturas de alfalfa con gramíneas bajo pastoreo directo con vacas de cría”, recomendó.

De esta manera, al implantar pasturas en excelentes suelos se logra una elevada producción forrajera (20.000 kilos de materia seca por hectárea por año). “Esta gran oferta de pasto permite una gran carga animal de 5 vacas por hectárea en primavera-verano. Además durante el período de vaca seca (otoño-invierno) se puede realizar un pastoreo de rastrojos de maíz y soja (con una carga de una vaca por hectárea) sin barbecho químico”, aseguró el especialista.

Belén Morlacco, otra de las especialistas en cría del INTA Venado Tuerto, explicó que la cría bovina intensiva se basa en producir terneros a partir de vacas de cría en sistemas de alta producción de alfalfa y rastrojos. “Este sistema se compone, principalmente, por un 20% de la superficie en pasturas de alta producción con base en la alfalfa y el porcentaje restante se completa con el resto de la cosecha, ya sea gruesa o fina”, precisó.

Es un esquema que aprovecha los residuos de la agricultura que sirven de alimento para el ganado. Otro gran aporte del CBI viene por el lado ambiental, ya que permite una adecuada utilización de los recursos como así también un mayor uso del agua. Es que los sistemas que tienen pasturas de alta producción demandan un alto consumo de agua, que se estipula en más de 1.000 milímetros por año y esto incide favorablemente en la captación de agua de lluvia.

“La invernada es una forma de potenciar los sistemas de crías que prevalecen en la zona”, sostuvo Néstor Latimori, experto en ganadería del INTA Marcos Juárez (Córdoba). El especialista recordó que frente al avance de la agricultura, el productor ganadero restringió su rodeo de cría y lo mantuvo, en algunos casos, en los peores lotes del establecimiento con el objetivo de mantenerse en la actividad esperando mejores tiempos.

“Ahora, la invernada requiere recuperar parte de los mejores terrenos que cedimos a la agricultura dentro del establecimiento, y hacer allí pasturas de alta productividad; y sobre ellas terminar esos terneros que estamos produciendo en nuestros campos de crías”, aconsejó.

En su visión, no se trata de competir sino de ver cómo complementar la actividad ganadera con la agrícola desde un punto de vista económico y, por sobre todo, desde un punto de vista ambiental. “La ganadería permite no sólo estabilizar los ingresos sino también diversificarlos, preservando al mismo tiempo el medio ambiente debido a que estaríamos evitando en monocultivo o una agricultura continua”, destacó.

Marcelo Bargellini, secretario de Agricultura y Ganadería de Santa Fe, afirmó que la política ganadera de la provincia apunta a fortalecer al pequeño y mediano productor. “Estratégicamente, debemos fortalecer técnica y financieramente a las crías de los productores del norte y centro de la provincia y también estimular a los productores del sur para que los granos que producen los aprovechen en el engorde de animales en su propio establecimiento y que no envíen esa producción al puerto”, señaló.

En la jornada, Jorge Torelli, vicepresidente del Ipcva, y la economista Eugenia Ana Brusca analizaron las perspectivas de mediano y corto plazo del mercado de carnes.

Enfocándose en el mercado interno, remarcaron la disminución del consumo de carnes debido al encarecimiento de su precio. Para revertir este escenario explicaron que es clave aumentar la oferta de novillos pesados, controlar la inflación y mejorar el poder adquisitivo de los salarios.

En el mercado internacional, la Argentina todavía conserva un capital estratégico: el reconocimiento de la calidad de la carne. “Nuestras carnes se compran solas, pero es necesario ajustar tuercas coyunturales que eleven nuestra competitividad exportadora, de lo que el tipo de cambio es un factor indiscutible y se ubica en el centro de las miradas del sector ganadero”, advirtió Torelli.


Fuente: Clarín Rural