Los Inmigrantes y La Generación del Progreso

Una de las condiciones para crecer como nación era, por lo pronto, poblar el “Desierto”. Para el poblamiento rápido que pretendía Juan Bautista Alberdi, quien era muy respetado por las administraciones de fines del siglo XIX.

Para este incremento rápido que pretendía Alberdi, quien sostenía que “Gobernar es poblar”, el crecimiento vegetativo sería siempre insuficiente. Era inevitable recurrir a la Inmigración, que fue fomentada por todos los medios al alcance de las autoridades. Puesto que los constitucionalistas del 53´ recalcaron en dos artículos la apertura inmigratoria de Argentina.

Si bien se habían realizado dependencias oficiales para fomentar el arribo de extranjeros, En 1876 el Congreso decidió la creación de un Departamento General de Inmigración; todo extranjero apto para trabajar tenía derecho a ser alojado y mantenido por la Nación durante cinco días después del desembarco.

Todo indica que las variables flujos de emigración desde Europa Hacia América están asociadas a las ventajas económicas, aunque algunos historiadores suman a esta cuestión las malas condiciones que imperaban en sus países. Sin dudas esta es la clave fundamental de los considerados “Inmigrantes Golondrinas”.

Las Tareas Rurales contaban entre las actividades principales como fuente de trabajo para estos “Nuevos” habitantes de nuestro país. En los comienzos, el establecimiento de colonias agrícolas de inmigrantes tuvo su importancia, destacándose sobre todo las instaladas en la provincia de Santa Fe.

La década del 70´ fue particularmente perjudicial por varios factores; Crisis Económica Mundial, Final de la Guerra del Paraguay y sobre todo la devastación de la Langosta, repetida durante varios años. El pesimismo campeó y algunos colonos emigraron.

En los 80´ todo cambió y se vió todo el esplendor de esta “Pampa Gringa”, Gracias a la expansión ferroviaria y al final de las incursiones de los Indios y las Langostas. Tan importante fue esta recuperación que el coloso financiero Baring Brothers señaló hacia 1879 en sus informes como: “El Gran evento del año es la magnífica Cosecha en Santa Fe”.

Sólo una parte de los emigrados que se dedicaron a la agricultura participaron de colonias de propietarios, como las de Santa Fe. En Buenos Aires y Córdoba fue mucho más común que los dueños de grandes tierras cedieran a los Inmigrantes algunas hectáreas para trabajar con un régimen de arrendamiento.

Para ello, contaban con las ventajas de la Leyes de Fomento a la Colonización, que les permitía aliviar la carga impositiva. Además fue la práctica difundida entre grandes propietarios, arrendarles los campos aun sin cultivar por tres años, ya que era necesario un tiempo de explotación agrícola para que pudiera crecer la alfalfa que luego engordaría al ganado.