El control de las malezas que resisten herbicidas -especialmente el glifosato- es uno de los problemas más complejos de la agricultura argentina y una variable que ha elevado sensiblemente los costos productivos.
Un relevamiento de la Red de Malezas de Aapresid (REM), que analizó las diez malezas que más crecieron en los últimos dos años, advierte que Amaranthus hybridus (yuyo colorado) es la que más se intensificó. En el 2015, en un estudio similar, se la mencionó en 44 partidos y departamentos provinciales y en el 2017 se relevó en 120.
El segundo en orden de crecimiento es Amaranthus palmeri -otra especie de yuyo colorado-, que pasó de ser detectada en 52 partidos y departamentos a reportarla en 95 lugares en el último relevamiento.
"La primera de estas malezas sobre todo creció en el norte, oeste y sudeste de Buenos Aires y Entre Ríos, en el norte de Santa Fe y también en el NEA y NOA. Amaranthus palmeri se difundió hacia el norte de La Pampa, norte bonaerense, centro de Córdoba y en el NEA", precisan desde Aapresid.
Después de los yuyos colorados, las malezas que más están apareciendo pertenecen al grupo de las gramíneas tolerantes al glifosato, que se mencionaron en 25 nuevos partidos y departamentos -en comparación con el relevamiento de hace dos años-, al expandirse hacia el norte y el oeste de Buenos Aires y La Pampa.
"Un escalón más abajo se ubicó la pata de gallina (Eleusine indica) resistente a glifosato, que creció en 20 distritos, casi todos en la zona norte de Buenos Aires", señala el informe.
Después sigue el pasto amargo, que también resiste al glifosato y que se mencionó en 10 nuevos departamentos, que en su mayoría están ubicados en lotes del NEA y NOA. En este mismo nivel de crecimiento geográfico se ubicaron las gomphrenas, amarantáceas muy tolerantes a glifosato, el capín, la brachiaria o pasto crespo y el sorgo de Alepo, también resistente al principal herbicida que se utiliza en la agricultura argentina.
En las causas del crecimiento de las malezas influyen las naturales: el viento, por ejemplo, es la principal fuente de dispersión de las chlorideas, el pasto amargo y capín. En el caso del yuyo colorado, las semillas son muy apetecibles para los pájaros y también las transportan las corrientes de agua. "Pero las cosechadoras también hacen lo suyo y las transportan cientos de kilómetros", concluye Aapresid.
Fuente: Revista Chacra