Una Digna Apuesta a la Avicultura

Somos Campo indagó en un sector del cual aún todavía y es el referido a la Avicultura. Visitamos en su establecimiento a Hernán y María Candela Aramburu, quienes desde hace un par de años llevan adelante este proyecto familiar que con sacrificio viene creciendo de manera considerable.

Como dice el célebre Alejandro Dolina, a veces está bueno desprenderse de un sistema para ir en busca de lo desconocido. Así lo pensaron Hernán y María Candela, quienes por iniciativa de un amigo se sumergieron en la producción avícola, siendo un mercado relativamente escaso en nuestra zona de influencia.

Esto surgió hace un par de años, un amigo nos propuso compartir el negocio asique trajimos sus gallinas al campo y fuimos comprando las nuestras, trabajamos juntos y uno va queriendo crecer, decimados dividirnos y junto a mi señora trabajar más firme en la avicultura. Hace casi 5 años que estamos con la producción de huevos, es un trabajo que requiere mucho tiempo y hay que estar todos los días”, remarcó el Productor. 

Ya inmersos en la charla, le consultamos como fueron adquiriendo el conocimiento necesario para desarrollar la actividad, a lo que Hernán respondió con modestia que aun hoy “no lo saben a la perfección”, debido a que esta es una zona donde la avicultura no se practica demasiado y los veterinarios de la zona se brindan a los cerdos o las vacas.

“Nos tuvimos que entrar a relacionar con otra gente de otro sector, porque siempre hay problemas con causas que se desconocen y así mismo todos los días se aprende algo con internet, mi señora es amante de eso y ella busca e investiga”, sostuvo.

Hoy la granja tiene una producción de 2500 aves, a través de las cuales, reparten su producción en esta época del año entre Chañar Ladeado y Cafferata. Según narró, en el verano donde el consumo baja un poco y no se vende, se expanden hacia Venado Tuerto y hasta Pérez.

“Los huevos no tienen tiempo de almacenarse; en verano en una semana hay que venderlos, en invierno un poquito más pero no se guarda, por eso hay que ser muy cuidadoso porque la mercadería tiene que ser buena y no echada a perder”, remarcó Hernán.

Sobre la situación actual, Aramburu expresó que se está pasando “un momento bastante difícil” en todos los sectores y justamente habían empezando a agrandar la granja, armando otro galpón que tendría que estar funcionando, pero decidieron hacer un impasse y esperar a que la economía mejore.

“La venta no es mala, pero sí es verdad que decayó un poco, en general como cayeron todas las actividades, estamos esperando a ver qué sucede para poder avanzar y agarrar otros mercados, llegar a otros pueblos”, deslizó.

Finalmente, Aramburu mencionó que además llevan adelante otras labores, porque con esta sola actividad no podrían llevar adelante todo. A los dos les gusta el campo, trabajan juntos y aunque reconoce que les gustaría fomentar fuente de trabajo, las circunstancias no les permiten contratar personal.

“Tenemos algunos animales de hacienda, corderos y el camión con en el que hago la cosecha. Diversas cosas por la cual de todo un poco vamos sacando algún rédito. Hacemos todo en el campo, desde el balanceado, la recolección de huevos, la clasificación, el reparto y la venta; el circuito está cerrado en nosotros dos”, finalizó.

Como tantos otros productores de nuestra región, la familia Aramburu apuesta a un futuro empinado, con la ropa de overol y la energía a flor de piel, llevan adelante su empresa familiar, anhelando un crecimiento sin techo.





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