Un Luchador de la Producción Porcina

Somos Campo viajó hasta Berabevú para visitar a uno de los Veterinarios más importantes que dió nuestra zona; el Dr. Carlos Jones. Con su profesionalismo marcó su sello en el sector porcino, brindando a los productores de la zona, técnicas innovadoras para el avance en sus establecimientos.

Carlos Jones nació en el centro de Buenos Aires pero se crió en Cañada Seca, en la estancia que administraba su padre. Allí permaneció desde 1948 hasta mediados de los 50´, cuando la sequía arrasó con todo y obligó a cambiar el rumbo, se trasladaron a Lincoln, Santa Fe, donde había una colonia de ingleses, amigos de su padre; Adquirieron un campo pequeño y comenzaron a trabajar.

Así comienza la historia de uno de los profesionales de la medicina animal más importantes que ha dado nuestra querida región, ya que luego de recibirse y pasar por diferentes lugares, llegó hacia Guatimozín para mostrar su potencial y un tiempo más tarde se radicó en Berabevú para siempre.

“Yo lo único que podía ser era veterinario que otra cosa sino?, no me gustaban los números, solo los animales, asique nos fuimos a la plata con unos amigos en el 60´a estudiar. En 5 años me recibí, fui el primero de la clase en terminar”, dice Carlos añorando, al mismo tiempo que soslaya “qué tiempos aquellos”.

En su localidad trabajó con un profesional haciendo tacto en las estancias, el mismo lo llevaba en avión a recorrer la zona y los grandes campos. En sus ratos libre, también laboreaba en el tema, ya que con el padre de ese colega, hacia los trabajos clínicos, gracias a quien también estudió piloto de aviación. 

“Después de un tiempo puse una veterinaria en Alberdi, donde llegué a realizar 200 cesáreas en un año. Tiempo más tarde con mis cuñados Larroux, hijos del Director del Laboratorio medicinal que llevaba ese apellido, abrimos distribuidoras de medicamentos Santi Spiritu, nos repartimos entre Chañar Ladeado, Pergamino y Venado Tuerto, tiempo más tarde me fui a Guatimozín”, describe con nostalgia.

Luego de haberse relacionado con colegas de chañar, le apareció la oportunidad de comprar una veterinaria en Berabevú y sin dudarlo accedió. En aquel contexto histórico se había impuesto la ley de regencia y todas las veterinaras tenían que tener un asesor, por ello le compró el lugar al Dr. Pereyra.

“En la zona había 78 tambos más las cabañas de cerdo que se estaban consolidando. Logramos muchas cosas pero nos costó hacer cambiar de idea a la gente, como por ejemplo que tenía que capar a los chanchos a los 20 días y no a los 60. Como alimento sólo se daba el maíz, nosotros le incorporamos núcleo de fabricación propia, porque no había nada más”, expresó el profesional.

En 1971 llegó a la localidad que lo cobijaría como hijo propio, allí promulgó el mejoramiento de la “conversión alimenticia”. Hoy en día, en menos de cinco meses un cerdo llega a pesar 110kg, carne con menos gasto de alimentos, cada categoría consume la cantidad exacta que le corresponde.

Por otra parte, Jones se refirió a los métodos médicos anteriores: “No había muchos problemas de neumonía, pero a medida que se afino la genética comenzaron a aparecer, al igual que la Leptospirosis y patologías pulmonares. El animal a campo no tiene tanto problema como el animal encerrado, debido a que al seleccionar al animal con conversión determinada, hay cosas que se descuidan y además, el chancho no produce inmunidad”.

El Instituto de Porcinotecnia y la Fiesta del Porcino

El Dr. Jones fue uno de los principales hombres que pujaron por la creación de un laboratorio que se encargue de las diferentes cuestiones medicinales de los animales. Aquí nos narra lo que fue la creación de la porcinotecnia y también de su intervención en la Fiesta del Porcino de Chañar Ladeado.

“Estaba formado el grupo de Productores y Veterinarios, cuando lo construimos hubo que vestirlo, no teníamos equipos y viajamos a Buenos Aires a buscar lo que pudiéramos, nos regalaron muchas cosas. Se dio inicio a las labores con Vererinarios como Pereyra, Odino, Eduardo larroux y yo formaba parte de la comisión de apoyo”, deslizó “Pitufo”, como lo llaman sus amigos. 

Sumado a esto, expresó que la consolidación de ese centro fue un “triunfo” y un “avance bárbaro” para todos, pero el asunto clave fue hacerle entender a la gente como funcionaba, ya que en aquel entonces los productores Vivian en el campo y no en el pueblo y carecían de ciertas informaciones.

Por su parte, formó parte muchos años, del jurado en las Fiestas del Porcino: “Cuando entre en la Soc. Rural era ladero de Eduardo Larroux, con él hacia la clasificación de los animales que ingresaban. Luchamos mucho por la producción porcina, se mejoró cuantiosamente, chañar llegó a ser puntal en todo el país, palabra mayor en cerdos”.

En cuanto a la tarea espécifica que desarrollaba, expuso que le tocaba sacar los defectos de los porcinos, los que entraban dentro de cada raza, el caminar, la edad del cerdo, los aplomos. Después fueron surgiendo todas las razas hasta llegar ahora, pero remarcó que las mejores eran Duroc Jersey y Hampshire y tiempo después aparecieron las Landrace, traídas de Estados Unidos.

Consejos de un profesional:

“Los productores tienen que hacer asociativismo para bajar costos en conjunto y vender todos en una misma unidad, el chancho es fácil, hay que comprometer al que va a comprar antes de producirlo”.

“Hoy hacer inseminación artificial es mucho más saludable, económico, el salto genético es mucho mayor que hacer el servicio natural, además así el chancho no se estropea”.

Aquí la Nota Completa: