Los Años Dulces de la Postguerra

Después de la 1er Guerra Mundial, además del rotundo éxito norteamericano, hubo otra importante economía de América que mostró tasas de crecimiento del ingreso bien robustas, aún más que la del líder continental: La República Argentina.

La década del 20´fue una época de gran crecimiento, con números que alcanzaban el 4% anual. Nuestro país creció más que Estados Unidos, Canadá y Australia, tanto en términos per cápita como globales.

Hacia 1929 la producción total de Argentina había superado a la de Australia e iba camino en alcanzar a Canadá. Las Huelgas fueron menos y las diferentes reglamentaciones, como las jornadas laborales de 8 hs por ejemplo, fueron aprobadas en el Congreso.

Los Salarios Reales aumentaron mucho más de lo que correspondía una mera recuperación; Mayor Producción, Mayores Salarios; Más Inmigración. Entre 1923 y 1929 ingresaron al territorio 100 mil personas cada año.

Todo era positivo, reinaba el optimismo en todos los sectores y como no podía ser de otra manera, la mayor parte de la riqueza Argentina se generaba en el campo.

El incremento de los negocios con el exterior tuvo más que ver con las compras que con las ventas, ya que buena parte de las importaciones era simplemente la reanudación de los numerosos envíos que se habían suspendido durante la guerra.

Cada argentino expedía 78 dólares. Entre 1913 y 1929 las exportaciones argentinas habían crecido 57%, contra apenas 15% del resto del mundo. De todas formas, los precios de exportaciones e importaciones no siempre fueron de la mano.

La composición de las exportaciones argentinas retomó el camino que venía insinuándose desde antes de la guerra. Los productos agrícolas siguieron reemplazando a los ganaderos. No es que el comercio de carnes se haya estancado, sino que se aceleró una dinámica iniciada en la preguerra: La carne enfriada, de mejor calidad, terminó de desplazar a la carne congelada.

En cuanto a los cereales, el trigo, el maíz y el lino, en ese orden de importancia, explicaban casi dos tercios del valor de las ventas al exterior. El carácter fuertemente concentrado en las exportaciones, hacían que nuestro país sea un vendedor con cierto peso en los mercados internacionales, siendo Las Pampas, la mejor marca nacional, el “granero del mundo”.

El Auge de la Maquinaria Agrícola
Luego de la guerra había cesado la fiebre del ferrocarril. Una mayor extensión del mismo no tenía demasiado sentido económico. El continuado avance de la agricultura se realizó en parte a expensas de la ganadería, porque el área sembrada total no podía seguir expandiéndose.

En la agricultura, la expansión fue en parte un resultado del aumento del área sembrada. Pero todo indica que también allí hubo, a los largo de los años 20´, un aumento de los rendimientos. Ya no era cuestión de esperar que la tierra diera sus frutos, había que invertir en maquinarias para mejorar los rendimientos por hectáreas.

Las importaciones de máquinas para la agricultura tuvieron un auge importante en el segundo lustro de la década. El capital de maquinaria agrícola por hombre ocupado aumentó nada menos que un 62% entre 1920-1924 y 1925-1929. En vísperas de la gran depresión, la tecnología utilizada en los campos argentinos era de punta.

Cosecha Campo de Robelio Garnero, Año 1928